El río Aqueronte en la mitología griega era la corriente fluvial que separaba el mundo de los vivos y el de los muertos, el que las sombras de los difuntos debían cruzar tras el inevitable óbito. En la actualidad, a la orilla del Guadalquivir, diversos viajeros esperan en el embarcadero al ferry que debe pasarles al otro lado. Cada uno con sus historias y preocupaciones personales.